En las finanzas, tu presupuesto es el equivalente a tus valores: te guían y facilitan tus decisiones.
Si no sabes cómo armar el tuyo, hoy te muestro mi sencillo método para comenzar.
Estimado lector,
¿Qué planeas?
Con tus finanzas, me refiero.
¿Tienes un plan bien definido? ¿Sabes cuánto debes gastar en relación a tus ingresos? ¿Ya asignaste porciones de tus ingresos a gastos necesarios, diversión y fondos de emergencia? ¿Sabes cuánto deberías destinar a cada sección?
Desde ya que suena complejo, como si armar un presupuesto fuese solo para profesionales.
No es el caso.
Nadie conoce mejor tu situación financiera que tú. Y lo que es más importante: en realidad, armar tu primer presupuesto puede ser muy sencillo.
Porque un presupuesto no es más un plan que nos permitirá darle el rumbo que queremos a nuestras finanzas. Por lo mismo, contempla nuestros ingresos, deudas y gastos.
No tener un presupuesto es deambular en un laberinto; tenerlo es estar en ese mismo laberinto, con un mapa en la mano.
Veamos, entonces, mi plan de tres pasos para comenzar a planificar tus finanzas.
Paso #1: hablemos de ingresos
Lo primero que debes hacer es tomarte unos minutos para reflexionar en todas tus formas de ingresos de este mes (o el período que prefieras). Sea en lápiz y papel o planilla de Excel, haz una lista de todos tus ingresos, detallando concepto y monto para un mes.
Los empleados en relación de dependencia tienen fácil esta etapa: sus ingresos más importantes vienen de una sola fuente y dependerán de su salario.
Quienes tengan ingresos múltiples o variables, tendrán que tomarse un poco más tiempo en esta etapa. Deben considerar una línea en esa lista para cada uno de los flujos de ingresos fijos. Hablamos empleos, negocios, alquileres, rentas por dividendos, etc.
La idea aquí es ser honesto contigo mismo: todo lo que ingrese de forma constante debe ir a la lista.
Una vez que esto esté armado, tendremos una base sobre la que trabajar el presupuesto, lo que me lleva a…
Paso #2: ¿sabes cuánto gastaste este mes?
Ahora es momento de armar en otra columna una lista similar, con concepto y monto, pero ahora haciendo un recuento de los gastos en un período determinado. Un mes puede ser una buena forma de medirlo.
Aquí necesitarás algo de reflexión para ser lo más acertado posible. Existen grandes gastos fijos, como el alquiler, el colegio de los hijos, el seguro de retiro, la hipoteca o los alimentos.
Pero también encontraremos muchos gastos variables, como salidas y cenas, algún viaje corto, o ese abrigo de cuero que ya veníamos viendo hace meses (aunque ya tenemos otro parecido en el armario).
(En una columna anterior aquí en El Inversor Diario, hablamos también de cómo debes ajustar tus gastos en base a tu capital para invertir. Si no la leíste aún, haz clic aquí.)
Todo este trabajo podría dejarte pensando que a estas alturas aún no has presupuestado nada, solo has armado un registro de tus ingresos y gastos.
En efecto: nuestro presupuesto se va a basar exactamente en esas dos variables.
En este momento, deberías tener algo más o menos así:
Eso que ves arriba es una plantilla que armé para mi sitio web, doctordetusfinanzas.com.
Si lo deseas, puedes guardar esta plantilla gratuita y usarla de modelo para tu propio presupuesto. Solo tienes que hacer clic aquí para descargar el documento; una vez que lo hagas, solo te quedará comenzar a usar esta plantilla para armar tu presupuesto.
¡Siéntete libre de usar cualquier otra plantilla o incluso crear la tuya propia! Lo que te ofrezco es solo un ejemplo.
Así que bien, ahora sí: ya tienes todo lo que necesitas para dar el salto a…
Paso #3: arma tu presupuesto
Vamos a replicar las dos listas que creamos anteriormente, pero pensando esta vez en el mes que sigue, no en el corriente.
Aquí podremos preseleccionar cuanto y en qué vamos a usar nuestro dinero.
Primero los ingresos: si tenemos un solo ingreso, podemos pensar si estamos conformes o si vamos a querer desarrollar otra línea de ingresos.
Esto puede hacerse a través de un emprendimiento o una nueva idea de negocio, si ya tenemos uno en funcionamiento.
Luego nos orientamos a los gastos: no podemos hacer mucho con los gastos fijos, así que pondremos la lupa en los variables.
Ahora podemos gestionar, elegir si vamos a querer seguir saliendo a cenar dos veces por semana para conocer los restaurantes de la ciudad, o si preferimos salir solo dos veces al mes, destinando el resto de nuestro dinero a las inversiones, al ahorro, a arreglos al hogar, etc.
Un ejemplo concreto sería dejar de gastar en un café de Starbucks todas las mañanas camino a la oficina y, en su lugar, destinar 80% de ese gasto mensual en el ahorro.
Es importante destacar que este proceso de planificación mensual se puede extender al año entero. Claro que eso requiere contemplar todos tus ingresos y gastos anuales, que pueden modificarse sin previo aviso. Así que debes tener la agilidad para modificar tu presupuesto cuando sea necesario.
Dicho eso, imagina nada más el control que tendrías sabiendo todos tus gastos del año por adelantado. Así es como trabajan las grandes empresas multinacional; y si a ellos les funciona, ¿por qué no a ti?
(Opcional) Paso #4: revisión empírica
Para quienes quieran avanzar un paso más en este mundo del orden financiero, voy a presentar un cuarto paso opcional.
Se trata simplemente de una revisión al final de cada mes, en la que nos cercioramos de que efectivamente nuestro presupuesto teórico se corresponde con la realidad.
Acá debo hacer una salvedad importante, sobre todo con los más exigentes. Tener mayores o menores gastos (o ingresos) no es algo que esté bien o mal; es solamente información volcada en un papel, como lo es un mapa. Nuestro presupuesto es una guía y no está escrita en piedra.
Si gastamos más de lo que presupuestamos en salidas, no debemos sentirnos mal. Al contrario: es una oportunidad para definir realmente cuánto gastamos y qué debemos ajustar el mes próximo, ya sea en la columna de gastos o ingresos.
Todo lo que vimos hoy puede parecer algo complejo, pero es en realidad algo muy simple que va a estimular la toma de buenas decisiones financieras.
Dice la vieja frase: “Cuida los pequeños centavos, que los dólares son grandes y se cuidan solos”.
Buenas inversiones,
Gastón Lentini
Para El Inversor Diario